CARSON – Lucas Matthysse se batió puño limpio con John Molina y ganó por nocaut en 11 rounds en una contienda que es la mejor en lo que va del 2014.
Matthysse y Molina nos regalaron un gran combate, dejaron la piel y la sangre en el ring de Carson, California, una batalla llena de emociones que puso al público de pie.
El inicio del primer round fue de estudio, los dos manejaban bien el jab, mantenían a raya a su contario, cuando el episodio agonizaba, Molina sacó un derechazo que puso a temblar a Matthysse, fue el aviso del mortero que cargaba el estadounidense.
Para el segundo round, Molina salió con el mismo plan de pelea, manejaba bien su distancia y no dejaba que el argentino se le acercara, cuando todo parecía tranquilo, un poderoso derechazo mandó a Matthysse al suelo ante la sorpresa de más de uno. El sudamericano se levantó antes de los 10 segundos, sin daño mayor y siguió en la pelea.
Todavía no salía del asombro la gente en Carson, cuando un cabezazo accidental en el tercer rollo abrió una herida en la ceja de Lucas, la sangre brotaba y hacía más dramática la lesión.
Llegó el cuarto asalto, el mejor de la contienda, los dos entraron a bayoneta calada, se fueron a la lucha cuerpo a cuerpo, no dejaban golpe sin contestar, los dos estaban bañados en líquido vital, la gente agradeció la entrega con una gran ovación.
Molina le recetó la misma dosis a Matthysse, otro fiero derechazo, cerca de la nuca, envió al suelo al argentino, parecía que la pelea terminaría para el sudamericano, pero sacó el corazón y su mejor boxeo para mantenerse dentro de la batalla.
A partir del sexto rollo, Matthysse comenzó a dominar la contienda, sus combinaciones eran poderosas, entraban en la humanidad el estadounidense, quien poco a poco perdió aire. El castigo del argentino tuvo su recompensa en el octavo episodio, por fin Molina flaqueó y cayó al suelo, aunque pareció un empujón.
El norteamericano respiraba por la boca, cada vez se dejaba llegar más a su rival, quien combinaba bien el fusilamiento arriba y abajo, Molina ya no sabía qué hacer y visitó la lona nuevamente en el episodio diez.
Todo parecía cuestión de tiempo, al estadounidense le faltaba oxígeno, ya no tenía cuerda, una andanada de golpes hizo que pusiera la rodilla en la lona y después todo el cuerpo, Matthysse había resucitado y ganó de la única manera que sabe hacerlo; por nocaut.
Lucas Matthysse está de vuelta, mostró un corazón de gladiador y ahora va por un chance por el título mundial.
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