sábado, 5 de agosto de 2017

Román Es La Nueva Reina Mundial Gallo FIB

La sanjuanina dominó la pelea, sorprendió con su velocidad a la porteña y ganó inobjetablemente.
Por Fabio Garbi
Con una notable actuación, María Cecilia Román (10-4-1) se consagró anoche como nueva campeona mundial de peso gallo en la versión de la FIB (Federación Internacional de Boxeo) al derrotar en fallo dividido a la anterior monarca, Carolina Duer (19-4-1, 6 ko), en la pelea estelar realizada en el Salón Tattersal del Hipódromo de San Isidro.
Poco entendible es el fallo de los jurados, dos vieron ganar a Román 95-94 y 96-94 y el restante a Duer 96-94, para DIARIO DE CUYO los guarismos fueron superiores (98-92); porque fue Cecilia quien impuso las condiciones durante toda la pelea.
Sorprendió a Duer con una muy buena estrategia que combinó la movilidad permanente y el anticipo, aprovechando su mayor velocidad.
Tal cual lo prometió, Román, salió a todo o nada desde el primer tañido de la campana, provocando confusión en la pugilista local acostumbrada a ser ella quien marcaba el ritmo de sus combates.
Los golpes largos de la cuyana frenaban los arrestos ofensivos de Duer que superada en velocidad y eficacia se vio limitada a buscar una mano que sacara de su línea a la retadora.
Al final del cuarto asalto el ojo izquierdo de Duer mostraba las huellas de los derechazos largos con los que Roman cerraba todos los cambios de golpes. Hasta en los asaltos que fueron mas o menos parejos, por cantidad de envíos y aciertos la sanjuanina salía mejor parada.
Recién en el sexto asalto, Duer encontró algo de respiro. Conectó un par de manos por adentro que provocaron el retroceso de la nueva campeona. Y, mirando con un poco de compasión y no con las milanesas en los ojos que lo hizo la jurado Marta Méndez (que dio ganadora a Duer) se le puede atribuir el séptimo round también a la boxeadora porteña.
Después, en todo lo que restó de la pelea, con las tres interrupciones pedidas por el árbitro para que el médico observara el corte que, producto de un cabezazo involuntario, tenía Duer en su ojo izquierdo; todo, pero todo fue a pedir de la sanjuanina, quien en ningún momento perdió la línea y mostró una condición física excepcional, lo que le permitió darle intensidad al combate y sacar a la luz todas las falencias técnicas de la porteña.
Ver a Duer tirando al bulto y avanzando de manera monocorde era algo impensado en los análisis previos que la tenían, por oficio y capacidad como favorita, pero se encontró con una rival hambrienta de gloria que la superó en todos los aspectos


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