
Quizás el poco tiempo que tuvo el Tyson argentino para conocer en la previa las características de su rival fuera uno de los motivos que lo llevó a esta actuación tan poco convincente, pero entre el desorden de Ramírez, que avanzaba sin sacar las manos, pegándose constantemente a un rival que no le daba la medida para que el bonaerense trabajara cómodo y la falta de pimienta que demostró esta noche en sus puños, la pelea transcurrió repetida y monótona, ante un estadio colmado que alentaba al local tratando de encauzarlo por la vía electrizante, con las que tantas noches hizo vibrar a los aficionados.
No hubo caso, Ramírez estaba en otra cosa, tildado y enmarañado por un jamaiquino, bien entrenado y con la tranquilidad de aquel que no tenía nada para perder, y asi fue como, impensadamente, estuvo a unas monedas de su noche de gloria, vino a ver que pasaba y por poco hace saltar la banca.
Para la anécdota la tarjeta de la televisión inglesa que le daba un increíble 118 a 112 para Ramírez.
El árbitro fue el señor Benji Esteves y los jurados fallaron de la siguiente manera, Alejandro López Cid 115 a 113 para Ramírez, Larry Layton 115 a 113 para Mc Kenzie y John Poturaj 114 iguales.
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