Compartimos este recuerdo escrito por los colegas de En Este Rincón.
Una gloria viviente del mas ilustre boxeo argentino, hoy 14 de octubre, está cumpliendo sus jóvenes 80 años, nos referimos al segundo Campeón Mundial que tuvo la Argentina, Horacio Accavallo, “Roquiño” para los amigos.
Nació el 14 de Octubre de 1934 en Villa Diamante, Buenos Aires … y nació CAMPEÓN, con todas las letras, campeón de la vida y del boxeo, deporte que abrazó por necesidad y ama intensamente hasta el dia de hoy.
La niñez le fue difícil, esquiva de bondades, trabajó junto a su padre en La Quema, el depósito de basura mas grande por aquel entonces, separando y vendiendo todo aquello que sirviera para aportar, dignamente, un pedazo mas de pan a la mesa familiar.
Como boxeador profesional inició su campaña dentro de la Categoría Mosca, el 21 de septiembre de 1956, venciendo en Buenos Aires a Emilio Avila, por KOT en el 5º round de una pelea a 6.
Por la segunda mitad de 1958 se radicó en Italia donde realizó su primera presentación el 12 de octubre de 1958 en el Stadio Amiscora de Cagliari venciendo, nada mas y nada menos, que al Campeón de Italia, Salvatore Burruni, por puntos en 8 rounds. Un Burruni, que mas tarde, sería uno de los grandes púgiles italianos que le darían gloria a su boxeo nacional.
Recordemos que el italiano además de Campeón Europeo del Peso Mosca se consagró Campeón Mundial de Peso Mosca de la AMB y CMB al vencer en Roma, en 1965 a otro de los monstruos de la época, el tailandés Pone Kingpetch (quien a su vez le había quitado la corona en 1960, en Bangkok, Tailandia, en fallo dividido tras 15 rounds al inigualable Pascualito Pérez).
En 10 meses de estadía en tierras italianas realizó la friolera de 10 combates, ganando 6, empatando 3 y perdiendo el ultimo, frente al mismo Burruni, que se tomó venganza el 1 de agosto de 1959, en Sassari, venciendo a Horacio por puntos en 10 rounds. Accavallo pierde su invicto de 31 peleas.
A su regreso al país se consagra Campeón Argentino Mosca, al vencer el 1 de julio de 1961, en el Luna Park de Buenos Aires al invicto porteño Carlos Omar Rodríguez, por puntos en 12 rounds y obtiene en su siguiente pelea, el 7 de octubre de ese mismo año el Título Sudamericano de la división al ganarle al uruguayo Júpiter “Bulldog” Mansilla, por puntos en 15 rounds también en el Luna Park.
Finalmente Accavallo alcanza la consagración mundial el 1 de marzo de 1966, al vencer en el Nihon Budokan de Tokio, Japón, con el arbitraje del estadounidense Nick Pope, al local Katsuyoshi Takayama por puntos en 15 rounds, en decisión dividida.
La oportunidad de ser campeón mundial le llegó bastante tarde, Horacio tenía 31 años, que para la época se consideraba un veterano, y además con una dilatada campaña de 73 peleas en su foja de servicios.
Realizó solo 3 defensas de su corona entre julio de 1966 y agosto de 1967, todas en el Luna Park, venciendo sucesivamente al japonés Hiroyuki Ebihara, al mexicano Efrén “Alacrán” Torres y nuevamente a Ebihara, todas por puntos y se retira como Campeón Mundial.
Totalizó una campaña impresionante de 75 victorias (34 por KO), 2 derrotas y 6 empates, un grande sin ninguna duda.
Horacio es el mejor ejemplo de un deportista que supo administrar bien el patrimonio ganado con tanto esfuerzo, fue y es un hombre cauto a la hora de manejarse en los negocios que le permitieron vivir una vida plena y sin apremios
La niñez le fue difícil, esquiva de bondades, trabajó junto a su padre en La Quema, el depósito de basura mas grande por aquel entonces, separando y vendiendo todo aquello que sirviera para aportar, dignamente, un pedazo mas de pan a la mesa familiar.
Como boxeador profesional inició su campaña dentro de la Categoría Mosca, el 21 de septiembre de 1956, venciendo en Buenos Aires a Emilio Avila, por KOT en el 5º round de una pelea a 6.
Por la segunda mitad de 1958 se radicó en Italia donde realizó su primera presentación el 12 de octubre de 1958 en el Stadio Amiscora de Cagliari venciendo, nada mas y nada menos, que al Campeón de Italia, Salvatore Burruni, por puntos en 8 rounds. Un Burruni, que mas tarde, sería uno de los grandes púgiles italianos que le darían gloria a su boxeo nacional.
Recordemos que el italiano además de Campeón Europeo del Peso Mosca se consagró Campeón Mundial de Peso Mosca de la AMB y CMB al vencer en Roma, en 1965 a otro de los monstruos de la época, el tailandés Pone Kingpetch (quien a su vez le había quitado la corona en 1960, en Bangkok, Tailandia, en fallo dividido tras 15 rounds al inigualable Pascualito Pérez).
En 10 meses de estadía en tierras italianas realizó la friolera de 10 combates, ganando 6, empatando 3 y perdiendo el ultimo, frente al mismo Burruni, que se tomó venganza el 1 de agosto de 1959, en Sassari, venciendo a Horacio por puntos en 10 rounds. Accavallo pierde su invicto de 31 peleas.
A su regreso al país se consagra Campeón Argentino Mosca, al vencer el 1 de julio de 1961, en el Luna Park de Buenos Aires al invicto porteño Carlos Omar Rodríguez, por puntos en 12 rounds y obtiene en su siguiente pelea, el 7 de octubre de ese mismo año el Título Sudamericano de la división al ganarle al uruguayo Júpiter “Bulldog” Mansilla, por puntos en 15 rounds también en el Luna Park.
Finalmente Accavallo alcanza la consagración mundial el 1 de marzo de 1966, al vencer en el Nihon Budokan de Tokio, Japón, con el arbitraje del estadounidense Nick Pope, al local Katsuyoshi Takayama por puntos en 15 rounds, en decisión dividida.
La oportunidad de ser campeón mundial le llegó bastante tarde, Horacio tenía 31 años, que para la época se consideraba un veterano, y además con una dilatada campaña de 73 peleas en su foja de servicios.
Realizó solo 3 defensas de su corona entre julio de 1966 y agosto de 1967, todas en el Luna Park, venciendo sucesivamente al japonés Hiroyuki Ebihara, al mexicano Efrén “Alacrán” Torres y nuevamente a Ebihara, todas por puntos y se retira como Campeón Mundial.
Totalizó una campaña impresionante de 75 victorias (34 por KO), 2 derrotas y 6 empates, un grande sin ninguna duda.
Horacio es el mejor ejemplo de un deportista que supo administrar bien el patrimonio ganado con tanto esfuerzo, fue y es un hombre cauto a la hora de manejarse en los negocios que le permitieron vivir una vida plena y sin apremios
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